miércoles, 18 de abril de 2012

Decisiones

He decidido enamorarme, volcar de lleno mi corazón a la causa.
He decidido suicidarme, dejar mi vida a tus ojos, saber que en el pecho lo que crece es un árbol, que no esta seco, que mi corazón al menos sirve para limpiarnos las lágrimas.

He decidido seguir enamorada de lo otro, de lo que pasa de largo y se muere, de fotografías que no dejan de tener significado, seguirlo soñando, llorarlo de vez en cuando porque también me  gusta sentir que aun siento.

Me aparto para amarte mejor de lejos y por egoísmo, porque así me lastimo a mi manera y con mis reglas, porque no quiero culparte, porque la decisión es sólo mía, porque no quiero depender de la ligadura de tus huesos sosteniéndome como si yo no hubiese elegido caer de todas formas.

Ayer miré de reojo tu vida y rompí una regla, ayer el maniquí inexistente cobró forma humana, se dio la vuelta y me abofeteo con su belleza en la mejilla izquierda, no puedo salvo voltear la cara porque así es, porque no quiero negarlo todo, porque no quiero pretender ni siquiera que pretendo, porque las mentiras me las he cargado sobre las alas, porque ya me quebré la capacidad de volar, porque no quiero tener mas peso de mierda sobre mi espalda, porque lo único que necesito es darme cuenta que no necesito nada y que lo que yo sienta no necesita ser retribuido.

He decidido dejar de preguntármelo todo de una vez y no tener miedo del mutismo del otro lado del ordenador, porque ni siquiera existe un otro lado, el silencio viene de mi garganta que no se atreve a llorar de nuevo por miedo a quebrarse para siempre.

He decidido enamorarme para que el corazón se me ropa de una vez, porque así debe ocurrir; solo que es mejor antes, la caída es menos alta, el corazón se zurce rápidamente; aunque después deje de parecer un corazón, aunque después sea mas bien la cobija de parches que me quite el frio de las noches tristes, que me abrace con fuerza, que me cuide, que deje que le cuide. Y no la voy a lavar nunca para que no pierda su olor a mi, para que no se me olvide mi nombre, para no quedarme dando vueltas en un círculo donde nadie nunca pronunció mi nombre.

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